Espacio de Niñez y Derechos

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jueves, 14 de octubre de 2010

Rodo está preso. Tiene 14 años

He encontrado esta tarde a Rodo, un chico de 14 años encerrado en una prisión de la Provincia de Buenos Aires.
Rodo hijo de un familia como tantas otras, que sobrevive en el conurbano bonaerense, es sospechoso de ser adolescente, de ser pobre y de andar sólo por la vida.
Su mamá, hace tiempo que no encuentra más respuestas.
Su papá hace tiempo que ya no se pregunta.
Rodo está abandonado de nosotros.
Dicen que quiso asaltar una tienda, armado.
Dicen que no disparó su arma pero que infundió temor a todos los vecinos atacados de miedo visceral, cuando se enfrentan a los ojos de la miseria. Rodo escapó con dos celulares y algo de dinero.
Siete balazos encontraron sus piernas flacas, siete balazos acabaron su carrera desesperada hacia la nada.

Hace unos días la Sala II de la Cámara Civil de Morón, decidió encerrarlo, bien encerrado, para protegerlo de nosotros y a nosotros de él. Los jueces dicen: lo encerramos porque el Estado debe hacer algo, porque Rodo es muy peligroso, hace pocos meses quiso forzar la persiana de una verdulería…y ahora esto, un mayor de edad le da las directivas para robar.
Rodo lleva el peligro inscripto en su piel desde que nació. Rodo se ha recibido hoy de asaltante mayor. Ya sacó chapa, y la justicia le dio su insignia. Hoy Rodo nos mira encerrado, hasta que salga, pues algún día va a salir, con algo más de angustia por esa vida que se escapa, con algo más de muerte, con algo más horror vivido en la zozobra intramuros, y con la bronca exacerbada por tanto desparpajo, por tanto exhibicionismo, por tanta riqueza insultante y siempre ajena que estraga su cuerpo flaco y triste, y el de sus hermanos.

Algunos magistrados aparecen como adalides de la recreación del monstruoso régimen de patronato de menores. Actuando en forma soberbia, con cabal desconocimiento de la ley y del espíritu de la Convención Internacional sobre los Derechos de los Niños. Invocando frases hechas y vaciadas de contenido. Según ellos a partir de ahora un Juez Civil, puede decretar el encierro indeterminado de un niño menor de 16 años.
Para ello no necesita proceso penal alguno. Ni siquiera ser Juez Penal.
Por todo argumento se señala la peligrosidad. Y que cesará su detención cuando ya no sea peligroso. La unidad de medida de la peligrosidad es el miedo, y determinar que alguien no es potencialmente peligroso para sí o para otro ciudadano, sin ningún parámetro objetivo, es una tarea de cumplimiento imposible. Rodo bien podría entonces permanecer allí encerrado hasta los 18 años… O hasta los... , pero en algún momento va a salir…

Ninguna otra persona en el ordenamiento jurídico nacional, ha quedado tan a merced de la arbitrariedad como los niños de la Provincia de Buenos Aires, y el irracional art 64 de la ley 13634.

Un chico de 14 años, sin defensa penal, sin proceso en el que pueda siquiera defenderse como cualquiera de los demás ciudadanos. Un chico de 14 años al que se lo encierra argumentando que se lo hace en el interés superior del niño y para su protección. Canallesco ideograma, que no se atreve a señalar que simplemente se trata de separar de la sociedad civil a aquella parte indeseable, sucia, fea y olorosa, que no ha podido incorporarse a la parte sana de la ciudadanía, tan elegante, tan perfumada y con tantas expectativas por delante. Tanta soberana necedad judicial, permite colegir que han decidido abrir la puerta de las cárceles como toda forma de intervención del Estado Provincial ante la inconducta.
Léase bien, abrir las puertas para que entren.

Un chico no puede andar armado. Un chico a los 14 años tiene que estar en la escuela.
Nadie debe justificar semejante escena, nadie debe ponderar positivamente esa conducta.

Pero aquí se han violado todas las normas:

Quién escuchó los gritos desesperados de Rodo todos estos años?
Quién prestó atención a su palabra? Quién la tuvo en cuenta? Ahora mismo, por ejemplo: quién creen que se acercó a Rodo para explicarle que lo mejor que le podía pasar según la Convención y el Juez –por demás incompetente- era el encierro?

Por qué no probar con otros métodos. Por qué no probar con acompañantes permanentes. Es una acción absolutamente invasiva de la privacidad, pero con un impacto positivo diametralmente opuesto al encierro. Para las izquierdas son empleos calificados, para las derechas son menores costos sociales. Para la comunidad sin duda es una forma de integrar a sus niños a la vida en comunidad.

El encierro en la adolescencia, mata. 

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